sábado, 10 de agosto de 2013

Mijaíl M. Bajtín: RESPUESTA A LA PREGUNTA HECHA POR LA REVISTA "NOVY MIR". En ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (pp. 346-353)


  • Los estudios literarios cuentan en la actualidad con buenos investigadores. Hay una tradición previa, ejemplificada en los nombres de Potebnia y Veselovski. También están los investigadores de la época soviética: Tynianov, Tomashevski, Eijenbaum, Gukovski y otros. Se cuenta también con buenos recursos materiales (institutos de investigación, cátedras, financiamiento, posibilidades de edición). 
  • De todos modos, el panorama de la última década de la investigación en materia de estudios literarios es negativo. No hay audacia en el planteamiento de los problemas generales; no se han descubierto zonas o fenómenos importantes; no hay discusión entre las corrientes científicas; se procede con excesiva cautela a la hora de plantear nuevas hipótesis. Siendo la ciencia literaria joven en relación a las ciencias naturales, ayuda en poco la ausencia de discusión y el miedo a la formulación de nuevas hipótesis; al contrario, dicha falta de audacia engendra innumerables perogrulladas y clichés. 
  • Excepción de lo anterior son los trabajos de N. Conrad, de D. Lijachov y de Iu. M. Lotman y sus discípulos. 
  • Bajtín hablará de dos problemas importantes que se le plantean a la ciencia literaria actualmente, "relacionados tan sólo con la historia literaria  de los siglos pasados, y además de la manera más general" (pág. 347). Dichos problemas ya han madurados, y hay que seguir profundizando en su investigación. 
  • EN PRIMER LUGAR, "la ciencia literaria debe establecer un vínculo más estrecho con la historia de la cultura" (pág. 347). Es un error relacionar directamente la literatura con los factores socioeconómicos, independientemente del resto de la cultura. Por otro lado, recientemente "se prestó una atención especial a los problemas de la especificidad literaria" (pág. 347), cosa que no pertenece a la tradición de los estudios literarios [en Rusia]. Anteriormente (con Potebnia, con Veselovski), se consideraba la literatura de un modo más amplio, y en el contexto de la cultura. Al hacer primar la especificidad de lo literario, se descuidó las diversas zonas de la cultura en que la literatura está inmersa, sus fronteras (que varían con el tiempo), y no se tuvo en cuenta que la literatura es más rica cuando entra en relación con esas otras zonas y no cuando se recluye en sus propia especificidad. "Las profundas y poderosas corrientes de la cultura [que rebasan los asuntos de corrientes literarias en pugna de una determinada época] (sobre todo las corrientes bajas, las populares), que determinan de una manera efectiva la obra de los escritores, permanecen sin descubrir y a veces resultan desconocidas a los investigadores." (Pág. 348). 
  • EJEMPLO. Este problema (y otros relacionados a él: de delimitación de una época como una unidad cultural, de tipología de los cultura, etc.) se plantea agudamente en la discusión de la literatura barroca en los países eslavos y en la discusión acerca del Renacimiento y del humanismo en los países orientales. 
  • La literatura es un fenómeno complejo y multifacético y la ciencia literaria es aún muy joven: no podemos hablar aún de un único método que lo salve todo en los estudios literarios. Es bueno que haya diferentes enfoques, pero tienen que ser serios, descubrir algo nuevo en el fenómeno literario de que se ocupan y ayudar a su comprensión más honda. 
  • EN SEGUNDO LUGAR, no se ha de encerrar el fenómeno literario en la única época de su creación, en su actualidad. Cada obra tiene sus raíces en un pasado lejano. Se prepara a través de los siglos para, al momento de su creación, cosechar los frutos maduros de esa larga etapa previa de maduración. Por otro lado, las obras también han de ser consideradas en su vida futura, posterior a su creación. Rompen los límites de su tiempo, viven por siglos y a veces siempre, y su valor puede adquirir mayor intensidad y plenitud que en la época en que fueron creadas: las grandes obras viven en el gran tiempo, hacia atrás y hacia adelante. Es cuando una obra se impregna de los siglos anteriores cuando puede proyectarse a los posteriores, sin quedar atada a su época de gestación, fuera de la cual muere. 
  • "En el proceso de su vida póstuma se enriquecen con significados nuevos; estas obras dejan de ser lo que eran en la época de su creación." (pág. 349). Belinski: cada época descubre algo nuevo en las grandes obras del pasado.  
  • Shakespeare trabaja no con un material muerto sino impregnado de significaciones latentes: estratos del lenguaje popular que aún no se habían introducido en la literatura; los múltiples géneros y formas de la comunicación discursiva; formas de la poderosa cultura popular (principalmente carnavalescas) constituidas a lo largo de milenios; géneros de espectáculo teatral (misterios, farsas, etc.); argumentos arraigados en la antigüedad prehistórica; formas de pensamiento. Shakespeare construyó sus obras a partir de formas ya cargadas de sentido, plenas de sentido, y no de ladrillos muertos. (Ya el ladrillo cuenta con una forma espacial que es tenida en cuenta por el constructor.) 
  • "En los géneros literarios (y discursivos), durante los siglos de su vida se acumulan formas de visión y comprensión de determinados aspectos del mundo. [...] un gran escritor hace despertar las posibilidades de sentido latentes en el género." (pág. 350) 
  • En ese sentido, Shakespeare trabajó con los sentidos latentes del género y los diversos materiales, pero para sus coetáneos, para su época, para él mismo, sólo les era accesible, en esas obras, lo más cercano a su actualdiad. El autor está atrapado en su época. Los siglos posteriores desatan a la obra de esa prisión; los estudios culturales deben aportar en dicho sentido. 
  • No es que debamos prescindir de la época en que se crea una obra, pero su riqueza se da en el contexto del gran tiempo
  • Las diferentes épocas no son "algo prefigurado, totalmente concluido e irremediablemente distanciado y muerto" (pág. 351). Frente a Spengler, que las pensaba cerradas y concluidas en sí, "la unidad de una cultura determinada es unidad abierta" (pág. 351). 
  • "En cada cultura del pasado están latentes las enormes posibilidades de sentido que quedaron sin descubrir, sin comprender y sin aprovechar a lo largo de toda la vida histórica de la cultura dada." (pág. 351) 
  • No es que haya una ampliación de nuestros conocimientos fácticos y materiales acerca de una cultura anterior. Las excavaciones arqueológicas, los descubrimientos de nuevos textos, el perfeccionamiento de su descodificación, las reconstrucciones, etc., simplemente aportan nuevos portadores materiales del sentido, esto es, del cuerpo del sentido.
  • No es que para comprender una época anterior nos situemos en ella y la veamos desde su punto de vista, prescindiendo del nuestro. "Una comprensión creativa no se niega a sí misma, a su lugar en el tiempo, a su cultura, y no olvida nada." (pág. 352) Hay una extraposición del que comprende con respecto a lo que se quiere comprender creativamente. "La cultura ajena se manifiesta más completa y profundamente sólo a los ojos de otra cultura" (pág. 352), pero no privativamente de ella. Son dos sentidos en diálogo que posibilita superar el carácter unilateral y cerrado de cada uno de ellos, de cada cultura considerada sólo en sí misma. "En un encuentro dialógico, las dos culturas no se funden ni se mezclan, cada una conserva su unidad y su totalidad abierta, pero ambas se enriquecen mutuamente." (pág. 352) 

viernes, 12 de julio de 2013

A partir de la primera lectura del Cap. I de "De Descartes a Kant" (E. Paolo Lamanna)

  1. No debemos ser partidarios ciegos de Aristóteles, en lo que respecta al conocimiento de la naturaleza (ni, por lo demás, de la Biblia), sino que, si observamos que algo en ella contradice a tal o cual autoridad, debemos tomar partido por la primera, abandonando el error de la última. 
  2. Los experimentos "aprovechan" las leyes de la naturaleza, del mismo modo que el yudoca aprovecha la fuerza del adversario: en provecho propio. Es amoldándose a la dirección general de la naturaleza y sus leyes, y no contradiciéndola, como ésta nos revela gradualmente nuevos conocimientos. 
  3. Saber es poder. F. Bacon piensa que los frutos de la investigación científica redundarán en beneficio de la sociedad, la cual podrá vivir mejor. Comenio, considerando el saber, la virtud y la religión como lo deseable, señala que el saber facilita la virtud, y que ésta propicia la religión. La meta, en ese sentido, sigue siendo Dios, pero este objetivo último no implica el desprecio o desdén de lo terreno, sino que la naturaleza es una especie de camino colmado de enseñanzas latentes hacia ese más allá. 
  4. Matemáticas, mecanismos. Las leyes de la naturaleza, que nos son asequibles, son formulables mediante el lenguaje matemático. La naturaleza se comporta a la manera de un mecanismo, lo que implica que es uniforme y previsible (calculable). 
  5. ¿Se ha matematizado la realidad; se la ha mecanizado? ¿O ella misma, sus leyes, son de carácter matemático? ¿Ella, su comportamiento, es mecánica? ¿Las leyes de la naturaleza tienen alcance universal, o la naturaleza presenta leyes "locales", de modo que el universo se comporta de cierto modo en tal región del mismo y de otro en tal otra? ¿Puede fallar el mecanismo de la naturaleza; tiene, por ejemplo, fuente de energía constante o, como un reloj digital, funciona hasta que se le acaba la pila? 
  6. Comenio señala tres dimensiones en el hombre: los sentidos, la memoria y la imaginación, la inteligencia. La educación del hombre debe alimentar armónica, equilibradamente, esas tres dimensiones. La meta de la educación es la formación de la personalidad. La adquisición del conocimiento debe ser gradual y cíclica: cada etapa del aprendizaje se cierra para volver a abrirse revisando y profundizando en lo anteriormente visto. El aprendizaje debe ser similar al crecimiento de un árbol: se debe velar por el desarrollo de cada rama del saber; el árbol se alimenta de su propia tierra. Esto último se explica así: cada alma contiene virtualmente en sí el conocimiento de todas las cosas, y es como una llama que debe ser alimentada; no debe depender de fuegos ajenos (las opiniones de otros), sino brillar con las fuerzas de su propia razón. 
  7. Aristóteles escribió que la caída de los cuerpos y la flotación de los mismos en el agua era de tal y determinada manera; Galilei, mediante experimentos, demuestra que el comportamiento de los cuerpos en esos dos casos difiere de lo descripto por Aristóteles. Es en ese sentido que la evidencia de la experiencia está por sobre las supuestas verdades de los textos de tal o cual autoridad (Aristóteles; la Biblia).

jueves, 21 de marzo de 2013

A partir de las primeras cuatro "Reglas..." de Descartes

  1. La matemática universal, base no sólo de la aritmética y la geometría, sino de otras ciencias como la música y la astronomía, se basa en el orden y la medida, y es la base que Descartes desea para el conocimiento. 
  2. El conocimiento debe abarcar a todas las ciencias en su conjunto. Es de índole general, universal, lo cual es preferible a especializarse en una sola ciencia particular. En las artes sí que vale especializarse en una sola de ellas, porque en la práctica un hombre solo no las puede abarcar (difícil que un buen laudista sea a la vez buen agricultor), pero no por ello debemos deducir que en las ciencias, que algo tienen en común con las anteriores, debamos igualmente especializarnos. 
  3. Muchos filósofos y científicos en general apuestan por un conocimiento abstruso, oscuro, confuso, por diversos motivos (por ejemplo, porque la dificultad de una obra hace al prestigio de su autor). Descartes afirma que más vale ser claros y partir de cosas sencillas y evidentes para todos. En ese sentido, dice que las diversas escuelas de filosofía de su tiempo, que adolecen de dicha actitud, no se conducen por el recto camino de la razón, que es por el cual debiera conducirse todo aquel que desea alcanzar la verdad. 
  4. Lo racional, la inteligencia, tiene que ver con la certeza y no con la probabilidad. La certeza se adquiera aceptando tan sólo lo claro y evidente y lo que de ello se siga. Mediante la intuición alcanzamos lo primero; mediante la deducción elaboramos lo segundo. 
  5. Tanto la intuición como la deducción están al alcance de todos siempre que uno opere correctamente. Incluso quien opera con las solas luces de su entendimiento está más cerca de la verdad que aquellos que se han extraviado en las "probabilidades" que manejan las escuelas filosóficas. 
  6. Descartes señala que es preferible prescindir finalmente de los maestros, de la tutela de la autoridad. Aun cuando los filósofos hubieran apartado el error y lo falso de sus obras, la lectura de sus trabajos, que se contradicen mutuamente, nos indica que más vale manejarse con método (aceptar sólo lo verdadero y deducir correctamente lo que de él se siga). 
  7. Hay ciertas semillas de verdad en nuestra razón, repartidas igualmente entre todos (uno piensa en el "sentido común" de que nuestro autor habla al principio del Discurso). Esto es lo que nos permite intuir con certeza las verdades más sencillas, caracterizadas por su indubitabilidad, y operar lógicamente con estos principios. 
  8. La intuición no se refiere tanto a lo sensorial o a los productos de la imaginación como a verdades evidentes. Yo pienso, yo existo, un triángulo tiene tres lados, un círculo consta de una sola superficie, etcétera.